jueves, 11 de abril de 2013


¡Hasta siempre Maestro!

 

 

Hace unos días nos enteramos de la muerte de José Luís Sanpedro.  Yo confieso que he llorado su muerte.  No le conocía personalmente pero, igualmente, me entristece saber que ya no está físicamente entre nosotros y deseo expresar mis condolencias a sus seres queridos. Ellos, más que nadie, son los que van a sufrir su ausencia física del día a día.  También a los muchos  que seguíamos su trayectoria y su ejemplo  y, ahora, sentimos su vacío.

Sin embargo, creo firmemente  que las personas a las que queremos permanecen a nuestro lado, al menos,  en nuestros recuerdos.  Y el legado que nos deja este Maestro es maravilloso.  Nunca podré agradecerle los momentos mágicos que he pasado leyendo sus novelas y sus ensayos, sus enseñanzas sobre la economía, la sociedad, la política y, sobre todo, sobre la vida misma.  Releerle será, un poquito, como volver a tenerle a nuestro lado y eso, sí que me hace sentirme mejor.

Se fue sin hacer ruido.  Había declarado que no quería un circo mediático alrededor de su muerte y, efectivamente, así ha sido. Una lección más de dignidad. Por ello, las muestras de respeto y admiración que estos días han inundado las redes sociales son enormes.  No es de extrañar.  En un mundo de noticias negras y sucias sus palabras nos llenaban de esperanza.  No la esperanza del tonto;  la esperanza de que un mundo mejor es posible y el mensaje de que ese mundo ha de ser construido con nuestras propias manos. 

Como ha dicho su Compañera, ahora lo que toca es llorar poco y seguir luchando.

lunes, 5 de marzo de 2012


Nadar a contracorriente.

Hacía años que no nos veíamos.  Estudiamos juntos y tras mi incorporación al despacho donde trabajé durante 8 años nos perdimos la pista… Tras los típicos: cuánto tiempo, bla, bla, bla , surgió la pregunta del millón: - ¿Sigues ejerciendo?
            - No, desde que volví  he estado haciendo algunas cosillas por aquí y por allá pero no quiero hacer nada relacionado con la profesión- y terminé anunciando muy orgullosa- Ahora, ¡soy mamá a tiempo completo!

Sabía que por el último comentario muchas feministas de pro me crucificarían, pero su reacción me dio que pensar.  Al parecer  haber invertido tiempo y dinero en labrar una carrera profesional, lograr cierto éxito y después abandonarla también debe ser un crimen. A partir de ese momento, la conversación se volvió glacial y, de repente, me vinieron a la mente las reacciones de mis antiguos colegas. Habían sido casi idénticas. ¡A sus ojos me había convertido en un paria de la sociedad!
 Puede que en una época en la que el paro se ceba con muchas personas, mi postura sea un tanto incomprensible. No aspiro a justificar mi decisión y, aunque cuando la tomé no era plenamente consciente de sus consecuencias, no me arrepiento.  Durante estos años nunca he dicho con claridad porqué lo dejé … Como casi siempre la literatura me ha facilitado la tarea. He aquí el fragmento de una novela que explica perfectamente lo que quiero decir: “Tonterías-interrumpió con rudeza C.W- los abogados estáis para aconsejar cómo hacer lo que la ley no te deja hacer y hacerlo legalmente. Para eso os pagamos.- Y mirando con ojos inexpresivos a K.J añadió arrastrando las palabras- claro que, estoy hablando de los buenos abogados.”

Quizás me haya convertido en un paria de la sociedad. A cambio, he aprendido a valorar más las cosas, a reciclar, a consumir más responsablemente, tengo más tiempo para estar con mi familia y mis amigos, hacer cosas que verdaderamente me gustan y a sentirme bien conmigo misma…  En definitiva, no me parece que sea un gran precio por nadar contracorriente.


martes, 21 de febrero de 2012

El arte de cultivar la paciencia



Definitivamente, me he apuntado al movimiento slow.  No obstante, para una nerviosa compulsiva como yo que tiende a dispersarse con facilidad, la mentalización es indispensable. Por eso, las dos actividades que me he propuesto para este mes me van a venir de perlas. 

Gracias a Patricia y a Ana de TximeletaK scrapbooking he aprendido algunas nociones de este arte- ya que los objetos que salen de sus manos son verdaderas pequeñas joyas-.  En esta actividad, los recuerdos  emergen a flor de piel y eso, te permite reflexionar sobre las cosas verdaderamente importantes: Ese momento de risas sin motivo aparente que te transporta a tu adolescencia, aquel año en que tuviste un gran disgusto y cómo fuiste capaz de superarlo, la sensación de instinto salvaje cuando nacieron tus hijos, aquella sonrisa tierna de tu abuela cuando te comías sus galletas. Todo eso resumido en fotos, retazos de papel, cola, tijeras, mucho amor y en sus manos: arte. Mucho arte.  Lo que de momento, yo estoy lejos de conseguir.  Mientras, a la vez que cultivo mi capacidad de ser paciente…. me ha quedado una manualidad muy chula.
Por otra parte, y aunque  yo no tengo una mano demasiado verde, he comenzado un curso que se titula: “el huerto en tu balcón”. Se trata de una tendencia, quizás no demasiado conocida por estas latitudes pero que ha ido cuajando entre un sector de la población. el objetivo es aprovechar un espacio reducido como un balcón o una terraza para comprender los principios de los cultivos ecológicos.  En esta actividad la paciencia también es indispensable: unos tomates o unas hojas de espinacas, que puedes obtener casi inmediatamente en la tienda de la esquina de tu casa, tardarán bastante tiempo en llegar a tu plato si los cultivas por ti mismo.  A la vez, esto me ha permitido pensar en lo que cuestan y lo que valen las cosas y, en aquellos que viven de la tierra. Es evidente que a partir de ahora, cada vez que vaya a la tienda buscaré aquello que haya sido producido más cerca de casa. Y, sobretodo, saborear y apreciar cada bocado.

 

martes, 17 de enero de 2012

Deseos para el Año Nuevo

Acaba de empezar un nuevo año. Casi todos nosotros, al menos, alguna vez, nos planteamos nuevos propósitos a través de los que alcanzar nuestros sueños: dejar de fumar, comenzar a hacer ejercicio, retomar relaciones un poco olvidadas...

Yo, voy a transcribir un párrafo del Diario de una Abuela de Rosa Regás (ed. Planeta 2004), ella plasma con mucha maestría deseos que comparto plenamente.

"Para el futuro, para el siglo XXI, el siglo de la vida de mis hijos y de mis nietos y de todos los que me sucederán, quisiera un mundo donde reinara la palabra y el placer. Donde el celuloide y la virtualidad fueran métodos de conocimiento y ocio y no contenidos últimos, más firmes que las ideas, mas absorbentes o dominantes que las creencias. Un mundo en el que la información dejara de ser un rosario de noticia de igual valor e intensidad que se suceden raudas como las horas sin dejar más que una estela de polvo y de olvido.

Quisiera un mundo que se hubiera hartado del consumo y de la estupidez, con hombres y mujeres que cifráramos nuestra dicha en algo que no fuera el dinero, la posesión y el éxito conseguidos a cualquier precio, que supiéramos envejecer sin prótesis y con dignidad, que no encontráramos el techo de nuestro valor en la vanidad, que no fuéramos carne de cañón de manipuladores de las conciencias, que viviéramos conscientes del dolor ajeno, solidarios y generosos.

Quisiera un mundo con gentes libres, dispuestas a compartir e interesadas en la cosa pública y social, con políticos que tuvieran imaginación, con voz convincente y discurso templado y perspicaz, que fueran dialogantes y comprensivos, que hablaran del bienestar y de la educación, de la sociedad laica y de la escuela pública, de la justica y de las oportunidades de las ciudadanos sin otra ambición que enderezar los problemas de sus pueblos.

Quisiera un mundo donde se hundiera de una vez el poder de los rostros invisibles que controlan y manipulan los mercados financieros y especulativos a su antojo para establecer y apoyar nuevas alianzas políticas que les permiten seguir acumulando bienes, poder y riqueza, aun a costa de la miseria de las tres cuartas partes de la humanidad. Que fueran vanas las palabras y las amenazas de los que creyéndose portadores de verdades eternas suman en la angustia y la esclavitud las almas de los hombres.

Quisiera un mundo donde la decencia prohibiera matar, fabricar armas, donde no hubiera lugar para los hombres cuyas riquezas excesivas bastan para solucionar la vida de un continente entero. Un mundo donde la hermandad, la justicia, la libertad y la inteligencia superaran la ambición, el poder y la mentira, donde se hubiera erradicado la violencia y no corriera la sangre ni de inocentes ni de culpables.

En fin, quisiera un mundo donde cada semana hubiera poetas que homenajear, pintores que aplaudir, poetas que amar y pintores y escritores y políticos y campesinos y ganaderos y cineastas y actores, inventores, funcionarios o viajeros, y que esa ola de memoria y amor se expandiera como las galaxias de un universo sin agujeros negros que nos redimiera a todos del temor a la muerte que nos espera, inexorable, cualquier día de este siglo XXI.”

Rosa, aunque después describes un panorama, como tú dices cada vez más atroz, yo no pienso que sea de ingenuos esperar tales mundos. Es más creo que, muy sabiamente, nos das la solución a través de tu propia pregunta: ¿Qué podemos hacer los que queremos ser hombres y mujeres de buena voluntad, si el poder, la información y la capacidad de influencia están en manos de poderosos embusteros que extienden por el país sus burdas manipulaciones y mentiras y dan de comer verdadera bazofia televisiva a los ciudadanos para acostumbrarlos a no pensar, a no criticar, a no ver, a callar y a votar al primer hombre o mujer que salga más horas en televisión? 

Dejemos de ver esa bazofia televisiva, pensemos, critiquemos, veamos, no callemos y votemos a quien realmente crea en la cosa pública y en el bienestar de su pueblo.  No todo está en manos de los otros; el mundo que queremos está por construir y nosotros no somos mancos, ni ciegos, ni tontos.



lunes, 19 de diciembre de 2011

Hola, soy Eva.

      Según el relato bíblico del Génesis, Eva fue el nombre de la primera mujer pero,  curiosamente existen dos relatos sobre su creación.  Según el primero surgió a partir de la costilla de Adán, su compañero; el segundo dice que fue creada del barro junto a Adán. 
      Personalmente, prefiero el segundo. Pero lo que más me gusta de su historia es que cuando tuvo la oportunidad, eligió poder decidir por si misma. Ella quiso experimentar según su propio criterio, aunque luego tuviera que asumir las consecuencias de sus actos. Obviamente, es una lectura muy personal del relato bíblico, que resume en parte mi filosofía para transitar por esta vida: No quiero ser un cordero que sigue al pastor porque todas los demás lo siguen;  quiero tener acceso a la información, quiero decidir por mi misma y acepto la responsabilidad de las consecuencias...